Durante la mayor parte de mi vida, me he dedicado a la administración de empresas, aunque siempre lo he compaginado con acciones altruistas ayudando a los demás desde diferentes ámbitos, porque "dar", me hacía sentir mucha paz. Ahora entiendo todo.
Hace unos años, cuando la vida me sentó y me dijo de qué iba esto (seguro que te ha pasado y por esto estás aquí ahora), empecé un camino hacía mi interior, integrando en lo posible una filosofía de vida budista, que me llevó a mucha lectura y posteriormente a formarme en Coaching, PNL (programación neuro-lingüística), Inteligencia Emocional, Desarrollo Personal, Mindfulness, RRAA (Registros Akáshicos) y Biodanza.
Entonces vi claro mi propósito de vida:
Ponerme manos a la obra y acudir en ayuda de las personas, familias, grupos, que no llevan la dirección en su vida o su propósito como desean, y quieren realizar un cambio, pero las circunstancias, creencias, actitudes y demás, no se lo ponen fácil.
Amante de Ibiza (de ahí mi color verde-agua), y del sol (mi color naranja), creo que la vida es una preciosidad, un regalo, y no podemos perderla si las cosas no nos van bien. Por mi experiencia en mí, y en los procesos de coaching realizados, siempre podemos "hacer algo", para poder cambiar nuestro rumbo.
En la cala de Benirrás, hay una bonita costumbre hippie: celebrar el ocaso del sol con música y tambores; se despide el día que termina, pero se da la bienvenida a otro que comienza.
En ese día, están todas las posibilidades de nuestra vida... esa página en blanco en la que podemos pintar lo que queramos
¿Vas a pintar tú vida como tú quieras o vas a seguir esperando?
